El secado consiste en aplicar calor suave y homogéneo a las hojas de tabaco, durante treinta y cinco días, en promedio, en el interior de las galeras, esto con la finalidad de que las hojas se deshidraten completamente, y así puedan adquirir tonalidades doradas y características específicas. El proceso de aplicar calor es sumamente importante, ya que, podremos cosechar tabacos de excelente calidad, pero si no se aplica correctamente el calor, en tiempo y forma, las hojas se pueden secar con partes verdes, no uniformes o con textura indeseable, por lo que se perdería la calidad totalmente y éstas ya no servirían para ningún uso. Es por ello que, los criterios y cuidados que se aplican para el secado del tabaco se deben mantener las veinticuatro horas del día, por el tiempo que dure el secado.